Por qué es inútil luchar contra las emociones
Momentos, la vida son momentos, uno tras otro, y de forma inevitable cada uno de ellos está ligado a una emoción (o varias).
Sentir emociones forma parte de nosotros, no es algo que se puede apagar. No puedes darle al botón de off de tu sistema emocional y decir:
—Hoy no, por favor, hoy no quiero sentir nada.
Supongo que ya lo sabes: las emociones se activan de manera automática. De manera directa, apenas podemos hacer nada para controlarlas.
Recuerda un momento en el que te haya estallado un enfado: empieza con ese peso en el pecho o en el estómago, ese aguante interno que hace que el cuerpo se cierre, la tensión en los brazos y las manos, incluso puede que sientas como aprietas la mandíbula…
Y luego el estallido. Cuando lo que ocurre sobrepasa tu límite y gritas a quién sea que tengas a delante, escupes un poco de fuego y, si es algo gordo, también acabas dejando escapar palabras de las que luego te arrepientes (o no).
Cuando el enfado sobrepasa esa línea roja, no se puede parar.
Y, si consigues contenerlo, lo llevas arrastras durante un buen rato, hasta que lo ocurrido se va alejando y poco a poco se va apaciguando.
Y esto ocurre con todas las emociones.
Pero hoy solo nos vamos a centrar en las desagradables.
Vivimos una circunstancia, se activan unas determinadas emociones desagradables y es en ese momento cuando nuestra reacción pasa a ser dominada por ellas.
¿Qué solemos hacer para gestionar estas situaciones?
Luchar contra lo que sentimos.
No queremos sentirnos así, no queremos que nos dominen ciertas reacciones, no queremos estallar y hacer daño a los demás, tampoco queremos dejar la puerta abierta para que sean los demás quienes nos dañen con sus reacciones.
Lucha.
Terminamos viviendo una lucha eterna e inútil contra nosotros mismos, contra nuestras propias emociones.
Pero ellas siguen su curso.
Se muestran y se ocultan cuando quieren.
Les importa bien poco si nosotros queremos que estén o no estén.
Es importante saber que luchar contra una función natural de nuestro cuerpo es inútil.
¿Lucharías en contra de tu olfato? Le dirías:
—¡No! ¡Basta! No quiero sentir más olores. ¿Por qué me haces sentir este olor?
¿O contra tu tacto?
—¡Malditos dedos! ¡Dejad de quemar ahora mismo, que quiero coger esta bandeja del horno!
Resultaría algo un poco absurdo, ¿verdad?
Todos los sabemos: los sentidos nos dan información sobre nuestro entorno.
Si algo quema, pues quema, y debemos hacer algo con ello.
Y si algo huele demasiado fuerte, pues es lo que hay.
Las emociones, en cierta manera, funcionan de forma muy similar a los sentidos. Por eso, es necesario buscar una manera de gestionarlas afín a su naturaleza.
Bien.
Hay muchas maneras de gestionar las emociones.
Yo trabajo de dos maneras y, si quieres, te puedo ayudar:
1ª Te puedo enseñar herramientas para que tu mismo reduzcas e incluso deshagas los bloqueos emocionales (esas emociones que sueles vivir de manera habitual y te hacen daño).
Sin lucha.
Es un trabajo directo con las emociones.
Con esto puedes conseguir estar más tranquilo y en calma contigo mismo.
2ª Te puedo acompañar para que aprendas a manejar un poco mejor tu mundo interno y puedas modelar tu manera de reaccionar ante ciertas situaciones.
Sin lucha, también.
El saber como modelar nuestro interior es una gran herramienta para que luego no se disparen tan fuerte ciertas emociones.
Si quieres empezar a aprender a gestionar tus emociones, puedes suscribirte a mi lista de emails. Cada semana hablamos de algún tema relacionado con el mundo interno y emocional. Además, te podrás descargar de regalo una breve guía con 3 técnicas prácticas para gestionar tus emociones.
Puedes suscribirte AQUÍ.
Que tengas un día bonito,
Sandra