3 REGALOS PARA ESTAS NAVIDADES (gratis y muy especiales)
¿Qué es lo que más recuerdas de tus Navidades de cuando eras niño o niña?
Puede que algún juguete que te llenó el pecho de ilusión. O quizás, lo contrario, una decepción profunda por algo que nunca llegaste a tener… Sin embargo, si intentas recordar lo que más te ha marcado de tus Navidades pasadas, habrá muchos más recuerdos ligados a vivencias que ligados a regalos concretos.
A mí, ahora mismo, me viene a la memoria un lápiz en la mano y ese papel encerado con líneas marcadas y el logo de los reyes magos mientras escribo mi lista de deseos. Una caja llena de bolas de colores de esas que se rompen si se caen al suelo y espumillón plateado que cuelgo con mi madre en el árbol mientras canto de forma obsesiva los mismos villancicos.
O una de mis preferidas: un tronco grueso de madera, con un rostro dibujado en uno de los extremos, al que le doy cáscaras de naranja y mandarina durante un mes entero. El objetivo es engordarlo para los regalos que el «tió» va a «cagar» cuando llegue la noche del 24 de diciembre (es una divertida y peculiar tradición catalana).
La comida y la bebida preparada con cariño para los reyes y sus camellos, la cabalgata delante de mi casa y, mi abuelo, diciendo cada año: «creo que he oído un ruido a la parte de atrás, voy a ver qué pasa», y bueno, nunca se nos ocurría acompañarlo, estábamos demasiado ensimismados por la magia de las carrozas de los Reyes magos…
Y podría seguir con muchos más recuerdos con mi padre y mi madre, mi hermano, mis abuelos, incluso mis vecinos.
Vivencias.
Esto es lo que hace de la Navidad una época especial.
Vivencias que se acaban convirtiendo en imágenes y emociones almacenadas en nuestro corazón.
Un regalo en sí, puede llegar ser algo muy especial. Esto es indiscutible.
Sin embargo, cuando solo son regalos y más regalos y todo se llena de papeles brillantes y cajas de cartón apiladas, como si estuvieras frente de un estante del supermercado, esa magia se pierde.
Lo que realmente queda, lo que te impregna por dentro, son las vivencias y no solo los regalos.
Por eso es importante darnos cuenta de que hay mucha más vida más allá de los regalos «típicos».
Hoy en día, para la mayoría, es fácil ir a comprar un regalo. Incluso, ahora, en esta extraña situación que vivimos, solo tenemos que abrir el ordenador y en un par de clics comprar lo que sea.
La mayoría hemos ido centrando nuestra Navidad en los regalos, pero… ¿Todos los regalos deben ser materiales? ¿Podemos regalar experiencias compartidas con nuestros seres queridos?
Esto es lo que te propongo en este artículo:
3 IDEAS PARA REGALAR EXPERIENCIAS
Pero no las típicas experiencias que van en una caja con un folleto para elegir actividad.
No.
Te propongo crear una vivencia para compartir con los tuyos, una vivencia capaz de convertirse en uno de esos recuerdos que, cuando de adulto lo cuentas, todavía se te iluminan los ojos, puedes ver la imagen de ese momento, incluso sentir cerca los que ese día estaban contigo.
Convierte esta navidad en un regalo de calidad para toda tu familia.
Allá van 3 propuestas que puedes adaptar y modelar como quieras y según las particularidades de tu familia.
Esto solo es un punto de partida:
1. CUENTOS A LA LUZ DE LA LUMBRE
Escoge un cuento o una historia, o más de uno si quieres. Puedes inventártelo o puedes sacarlo de algún libro.
Luego, convoca a tu familia (este año, puede que solo sean los de tu burbuja) para el apasionante regalo de sumergiros juntos a una historia fantástica.
Imagínate la escena: tu familia más cercana en el salón, sentados en el sofá con una manta calentita, quizás con el fuego encendido (eso solo para los que tengan chimenea) o una taza de chocolate caliente en las manos, las luces del árbol de navidad o del pesebre brillando con destellos de colores, la tele apagada, los móviles en silencio y bien guardados, toda la atención puesta en ti o en cualquiera que sea el narrador de la historia.
Podéis contar una historia cada miembro de la familia, cada uno según sus gustos, respetando los turnos (y también los gustos y la forma de narrar de cada uno), dejando que la magia de las narraciones se filtre en el ambiente mientras las historias compartidas os hacen soñar, reír y emocionar.
Auténtico tiempo mágico compartido.
2. JUEGO DE PISTAS
Esta propuesta es más dinámica y requiere de un poco de planificación previa. Se trata de montar un juego de pistas por tu casa.
Puedes hacerlo como quieras: con un papel cualquiera o trabajarte un juego con tarjetas bonitas y decoradas. En realidad, esto es lo de menos. Lo esencial es el tipo de juego que propongas en ellas.
Una primera pista puede ser el disparo de salida. Luego, organízate como quieras (¡o como puedas!):
-Una pista te puede llevar a la otra con un enigma que se debe resolver para poder encontrar el sitio que está escondida la siguiente pista.
-Puedes incorporar una prueba y, solo cuando se consigue el reto, uno puede saber donde está la siguiente pista.
-Puedes dejar pequeños regalos en cada pista, como alguna chuchería o algún pequeño detalle que os haga reír.
-Si sois una familia numerosa, se puede hacer por equipos y, si no, todos juntos.
-Al final del juego puede haber un regalo sorpresa para toda la familia. O simplemente los turrones, la coca o los polvorones de Navidad.
El tiempo dedicado al juego, la vivencia en sí, es lo que realmente importa. No el resultado, ni si las pruebas están más bien o menos bien hechas, sino las risas, las sorpresas y el compartir que te dará la experiencia.
3. PROYECTO FAMILIAR
Este es un regalo que empieza el mismo día que se regala y luego dura más de un día.
Se trata de escoger un evento para realizar con toda la familia y empezar a trabajar todos juntos para realizarlo. La idea es hacer un proyecto en común y remar todos en la misma dirección. Grandes y pequeños, nadie queda excluido ni de la preparación ni, por supuesto, de la ejecución.
Por ejemplo: un viaje familiar, la celebración de un aniversario especial, la remodelación de una parte de la casa… Se trata de poner sobre la mesa el proyecto que se quiere realizar de forma conjunta y pedir la implicación de todos.
Importante: no se trata de ayudar a quien tiene la idea, sino de crear de forma conjunta.
Puedes habilitar momentos para que todos juntos, grandes y pequeños, hagáis una lluvia de ideas, también para decidir lo que puede ser realizable y lo que no. No excluyas las ideas locas de los más pequeños si se pueden realizar y no suponen un peligro.
También es importante designar tareas aptas para cada uno. Todos deben tener un papel dentro del proyecto, que tengan tareas que cumplir o ejecutar.
Para el proyecto, escoge algo que no te importe si no queda perfecto o maravilloso, escoge algo para que todos puedan tener voz y participar de verdad.
Compartir nuestro tiempo es el mejor regalo.
Es un regalo que perdura en el tiempo, no se puede perder porque ya lo has vivido y, cuando es fuerte, de esos que te dan de lleno en el corazón, se grava a fuego en tu piel y perdura para siempre.
Te deseo unas Felices Fiestas y muchas experiencias bonitas para compartir, de esas que vas a recordar siempre con una sonrisa.
Sandra.